Ayer vi como un sinfin de lagrimas en tus ojos te inundaban el alma, ellas eran como un mar de angustias, un torrente de necesidades y te sentí tan lejos pero cerca buscando que mis brazos fueran tu cobijo, tan frágil, tan tierna, tan dulce...
Cada lagrima me condujo a la desesperada necesidad de cuidarte, mimarte, y antes que nada protegerte, aún sabiendo que un final quizás pueda ser el próximo puerto que hemos de tocar, yo me siento vulnerable, pero he jurado que hasta con mi ultimo aliento de vida que me quede ser humildemente tu ángel guardián, ese que bregara por tus sueños dulces, ese que cuando necesites estará incondicionalmente.
En este mar que atravesamos con varias tormentas en nuestras espaldas, siempre luego de ellas vino la calma y paz, cada vez que respiras llorando acogojada, mis brazos mas fuerte te protegieron, como aquella primera vez después del beso tus lagrimas tenían caminos inciertos, si de algo sirviera recordar los que cada uno de nosotros brindo al otro aun sin que el otro pidiera, quizás bastara para que la calma se hiciera eterna, ¿podrá ser? No lo se no tengo la respuesta, se que ambos la buscamos, ansiosamente para que podamos estar bien de corazón cuerpo y alma.
Solo se que te amo y que lo que suceda aceptare, ¿por qué? Porque desde el primer día que te vi. Supe se y sabré que eres la mujer que sí valió 100% la pena dejar entrar en mi vida.
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